Al arrullo de la cálida guitarra de Elvis Perkins, se me ocurre que la vida sí tiene sus puntitos de sorpresa y de esperanza.
La esperanza que infunden los encuentros con personas llenas de vida y de ideas originales. Esas personas capaces de descubrir la belleza de los rincones más recónditos y olvidados; capaces también de arrancar una sonrisa cuando el ánimo es bien distinto... Me pregunto dónde estará el don (o el gen... ¿qué diría Punset?) para sacar a la luz la poesía de las pequeñas cosas. En cualquier caso, es una suerte conocer a gente dotada para hacer evidente lo misterioso de la vida. Gracias, B y N.
Por otra parte, la esperanza también la da -sobre todo nos la da- el amor. El amor que nos salva de nuestra miseria, de nuestra pequeñez humana y del Tiempo, ese gran tirano.
Cuando todo parecía perdido, te encontré de nuevo.
Cuando dentro de mí no sabía que te amaba,
lo aprendí una vez más.
No nos cansemos nunca de intentarlo.
Sigamos buscando la fórmula acertada:
miremos con el microscopio del deseo,
indaguemos en el tú con entregado telescopio
para cuidar de este amor,
para que no lo perdamos de vista,
para que nunca se nos olvide cómo regresar.
No nos cansaremos nunca de intentarlo.
ResponderEliminarMiraremos con microscopio, y con telescopio.
Cuidaremos este amor, sin perderlo de vista, y no se nos olvidará regresar.
Te encontré de nuevo. Y aprendo a amarte.