Ya lo decían Astrud: ¡¡Me-en-talismo-o, me-en-talismo!! aunque con ese gran tema (envuelto en violines y trompas) de su segundo álbum se referían a los dèja-vus o sensación de haber estado ya en un lugar desconocido.
Mi fetiche televisivo de la actualidad es El Mentalista, porque además de ir descubriendo poco a poco la historia pasada y presente de los personajes principales, me fascinan las artes de Patrick Jane, el asesor de la Brigada Criminal, para descubrir a los culpables y vacilar con humor a sus compañeros. Me gusta la seguridad que parece tener, su manera educada e insolente a partes iguales de lidiar con la verdad, me fascina su elegancia (¡cómo le quedan los trajes?), sus formas exquisitas, su valentía para decir lo que piensa. Y no porque muchas veces desafíe a los poderosos, sino porque se enfrenta a los instintos más primarios del ser humano y no teme las consecuencias. Hace falta mucha fuerza de espíritu para decirle a alguien que miente, que lo engañan o que juega a ser lo que no es.
Es un extraordinario ladrón de caretas.
Y un gran conocedor del alma humana.
Lo que no sé es si habrá próxima temporada...
Ah, y a propósito de Astrud, aunque ya suene un poco rancio porque es del 2001, el CD Gran Fuerza no tiene desperdicio. Desde el "No intentes cambiarme, échame la culpa", pasando por el ya clásico "La Boda" (No os caséis, no) y terminando en el final truncado de "Mírame a los ojos" ("Lo siento, me he perdido") el disco está lleno de canciones evocables en el día a día en infinidad de ocasiones.
domingo, 28 de agosto de 2011
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